26 Bien harás, por tanto, en enviarles emisarios que les den la mano,
para que al saber nuestra determinación, se sientan confiados y se dediquen
con agrado a sus propias ocupaciones.»
27 La carta del rey a la nación era como sigue: «El rey Antíoco saluda
al Senado de los judíos y a los demás judíos.
28 Sería nuestro deseo que os encontrarais bien; también nosotros
gozamos de salud.